Un clásico en calidad y servicio al cliente

La historia de ‘Muebles La Rosa’, en el barrio de Santa Bárbara en Toledo, se remonta a 1950, cuando Higinio Artalejo Sánchez, procedente de Almonacid, montó una espartería en el número 8 del Paseo de la Rosa, en la que comenzó vendiendo utensilios para el campo y, después, persianas y muebles, con ayuda de su única hija, Pilar, que tuvo que dejar los estudios para ayudar a su padre. Don Higinio colocó todas las persianas del conocido como barrio de Corea, en Toledo y de aquella ‘Espartería La Rosa. Casa Higinio’, se pasó a ‘Muebles La Rosa’, nombre que ha sobrevivido a lo largo del tiempo. Actualmente, son sus nietos, María Jesús, María Antonia, María Pilar y Salvador, quienes se ocupan del establecimiento, un clásico en Toledo.

Los abuelos y su madre, Pilar, en la antigua espartería.

Pero vamos por partes: don Higinio abrió, hacia 1969, la primera tienda dedicada exclusivamente a muebles, en la plaza de Santa Bárbara, con tres pisos que albergaban una gran exposición de salones, dormitorios y tresillos, además de las típicas cocinas de butano y algún mueble suelto para esa estancia que en aquellos tiempos no se amueblaba con tanto esmero como en la actualidad. En el mismo edificio, levantado en época de bonanza gracias a un crédito, se estableció el hogar familiar, concretamente en la cuarta planta.

En esa tienda de Santa Bárbara comenzaron a trabajar la hija de don Higinio, Pilar, que se ocupaba de la venta, y su marido, Antonio Morales, montando muebles. Su hija María Antonia, una de las actuales gerentes de ‘Muebles La Rosa’, recuerda que su padre y sus hermanos “tenían una vaquería en Santa Bárbara. Se dedicaban a repartir leche, subían al casco con una yegua. Y a mi padre eso le gustaba y siempre lo añoró. Pero se dio cuenta de que el negocio que tenían mi madre y su suegro le iba a dar más beneficios”. Y no se equivocó. Al tiempo que se abría la tienda de muebles, la espartería fue traspasada a un pariente de la familia. En esa época, la familia llegó a contar con otra sucursal en Olías, con exposición y venta de muebles para responder a la demanda de los pueblos del entorno de Toledo, que cerró tiempo después.

 

Fue hacia el 1975, en vista de que el negocio marchaba viento en popa, con una plantilla de nueve trabajadores, cuando se decidió abrir el actual establecimiento del el Paseo de la Rosa, con una superficie de 350 metros cuadrados. Este nuevo local respondía, además, a las necesidades laborales de la propia familia: no en vano, la nieta mayor de don Higinio, María Jesús, había alcanzado edad de trabajar y quería hacerlo en la tienda. En la de Santa Bárbara el cupo de empleados estaba cubierto y se optó por instalar la que aún permanece en el Paseo de la Rosa. A estos establecimientos se sumó uno más en el Polígono, coincidiendo con la entrada en el negocio de otra de las nietas, María Antonia, aunque se cerró al cabo de unos años porque la clientela era fiel a los ubicados en Santa Bárbara. Posteriormente se incorporaron al negocio los otros dos nietos de don Higinio, Salvador y María Pilar.

‘Muebles La Rosa’ se ha convertido en todo un clásico, al que llegan personas de distintos lugares de la provincia de Toledo e incluso de Madrid, en busca de todo lo necesario para decorar sus viviendas. Y es que pueden encontrar muebles de todo tipo, además de una completa exposición de cocinas, una de las señas de identidad de la firma.

 

Higinio Artalejo Sánchez, fundador de ‘Muebles La Rosa’, trabajando el esparto.

Los nietos de don Higinio recuerdan con cariño a sus antiguos empleados, todos ellos jubilados tras décadas de servicio en la empresa. “Las personas que han trabajado con nosotros han estado muchos años. Hemos tenido mucha suerte con ellos, creamos un ambiente de confianza, muy familiar”, indica María Antonia. Y es que los herederos de don Higinio tienen claro lo que han aprendido de los suyos. “Mi abuelo decía que ‘para comer hay que trabajar. Y como comemos todos los días, pues hay que trabajar’. Y hay que ser honrado, sobre todo. También nos enseñaron la importancia del buen trato al cliente, del que teníamos que estar siempre pendientes. A cualquiera que pase por la puerta, hay que estarle siempre agradecido. Lo principal es que el cliente esté contento”. Así pues, no es de extrañar el grado de confianza que la familia ha establecido con muchos de aquellos que acuden a comprar a su negocio y vuelven una y otra vez a su establecimiento. “Por ejemplo, tenemos clientes de Toledo que montan pisos en Madrid para sus hijos. Se lo podemos montar entero o llevar cocinas, sofás, colchones…”

No solo la crisis , que se ha cebado especialmente con la construcción y sectores afines, ha sacudido a ‘Muebles La Rosa’. Los hermanos confiesan que el cambio en los hábitos de vida ha supuesto también una vuelta de tuerca a su negocio. “Antes había más interés hacia las casas: llegaban las vacaciones y arreglábamos la casa y, si sobraba, nos íbamos de viaje. Ahora es al revés. También se celebraban eventos en las casas: comuniones, por ejemplo. Y se necesitaban muebles. Ahora todo se hace fuera. Antes se casaban las parejas con la casa totalmente montada, hasta el último detalle. Esto ha cambiado”.

Los hermanos Morales Artalejo han tenido que apretarse el cinturón para sobrevivir a estas circunstancias adversas. “Hemos reducido al máximo los gastos, a la vez que nos hemos ido adaptando a lo que el mercado pide en muebles, con calidad, pero a un precio más económico, con garantías, siempre con montaje incluido. También hemos adaptado la exposición, antes teníamos más cocinas y hemos ido metiendo más mueble auxiliar”.

En ‘Muebles La Rosa’ se definen como “especialistas en cocinas, tanto en calidad como en distribución y diseño. Por otro lado, disponemos una amplia gama de colchones, y camas articuladas, con ofertas durante casi todo el año. También tenemos muebles juveniles, tresillos. El montaje es lo primordial, siempre va incluido, y el transporte también. La relación calidad/precio es excelente y ofrecemos presupuestos sin compromiso, se hacen diseños por ordenador y mediciones de las cocinas gratuitas. La gente valora cada vez más la disposición que tenemos de cara al cliente para que quede todo perfecto”.

Su hija Pilar, junto a su marido, Antonio Morales, que siguieron al frente del negocio que ahora llevan los nietos de don Higinio.

Los hermanos se ocupan de la venta, montaje, administración y gestión del negocio que heredaron de su familia. “Estamos acostumbrados a hacer de todo”, dicen. Incluso ofrecen sus servicios, los fines de semana, aunque la tienda esté cerrada, a fin de dar facilidades a sus clientes. En Internet disponen de su página, muebleslarosa.es, aunque insisten en que el trato personal es lo que les distingue.

Tras unos años en los que parece que las ventas se han ido recuperando, de cara al futuro, los herederos de ‘Muebles La Rosa’ tienen claro que “en un negocio familiar como el nuestro, si permanecemos unidos, saldremos adelante”. Ellos disfrutan con lo que hacen y confiesan que incluso se llaman uno a otro cuando se produce una toventa. “Es para nosotros una gran alegría”, dicen.

Texto: Ayer&hoy
Fotos: Muebles La Rosa