Pasear Trujillo, en la provincia de Cáceres, es un destino turístico obligatorio para todo aquel enamorado de la Historia. Los orígenes de la ciudad hay que buscarlos en el primitivo asentamiento denominado Turgalium. Tras ser ocupada por romanos y visigodos permaneció durante más de 500 años bajo dominio árabe, época de mayor desarrollo urbanístico. Tras ser conquistado por Fernando III en 1232, fue en el siglo XVI cuando Trujillo experimentaría una época de gran esplendor, motivada por su importante papel en el descubrimiento de América. Así, la ciudad fue cuna de dos grandes conquistadores: Francisco de Pizarro, descubridor del Perú, y Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas. Y también de grandes personajes ilustres como Fray Jerónimo de Loaísa (primer Obispo de Cartagena de Indias) y Nuflo de Chaves (descubridor de Bolivia). La ciudad actual conserva su pasado histórico dividido en dos zonas: la villa medieval (de origen árabe) y la ciudad de los siglos XV-XVI. No hay duda que por la gran cantidad de edificios históricos, muchos de ellos residencias palaciegas, podemos denominarla como ciudad de palacios. Entre sus numerosos lugares de visita obligada podemos incluir, su plaza Mayor, del siglo XV, que cuenta con una cantidad de edificios históricos abrumadora; la iglesia de San Martín de Tours, en la misma plaza, de los siglos XIV y XVI, de un sobrio estilo gótico y renacentista; el Palacio de los Duques de San Carlos, del siglo XVI, con una magnífica portada plateresca coronado por el escudo familiar y un magnífico balcón esquinero; el Palacio del marqués de Piedras Albas con su fachada porticada y decorada con arcos de influencia florentina; el Palacio del marqués de la Conquista, del siglo XVI, construido como residencia de Hernando Pizarro donde destaca su bello balcón esquinero con los bustos de la familia Pizarro y el escudo de armas del conquistador de Perú. Cerca de la plaza se encuentra el ayuntamiento Viejo, gótico del siglo XV, y el Palacio de los Chaves Cárdenas, de estilo neoclásico, del siglo XVIII. En el lado norte de la plaza Mayor está la Casa de la Cadena y tras ella se encuentran el Palacio de los Chaves Sotomayor (siglo XVI) y la neoclásica iglesia de la Sangre (siglo XVII), mientras que, en la colindante calle de Ballesteros, se halla el renacentista Palacio de Santa Marta. Entre la plaza y la puerta de San Andrés está el Palacio de los Orellana-Pizarro, con su galería porticada y su patio plateresco. Y podríamos seguir con el ayuntamiento Nuevo, la Puerta de Santiago, la Alcazaba, el Museo Francisco Pizarro, la misma Puerta de San Andrés….
Santa María la Mayor y el escudo del Bilbao
Fue la primera iglesia que se construye en la época de la Reconquista después de derruir la mezquita original -como era costumbre-. De origen románico, desarrollo gótico y finalización renacentista, es monumento nacional. En el interior destaca la crucería gótica y el retablo hispanoflamenco, uno de los más importantes de España, que consta de una madera policromada con 25 tablas. En ella está enterrado Diego García de Paredes, El Sansón de Extremadura, vecino que participó en las guerras de Italia y que se menciona en El Quijote, ya que fue famoso por su fuerza y su inmenso tamaño. Como curiosidad debemos decir que esta iglesia es muy popular entre los seguidores del Atlethic de Bilbao. La razón es que en lo alto de la torre existe un escudo de este equipo de fútbol. ¿Cómo es eso posible? Porque Antonio Serván, el cantero que se encargó de la reconstrucción, en la década de los 70, era un forofo desatado de los leones. La polémica de este particular añadido a la iglesia llegó hasta la mesa del ministro franquista del ramo. Pero afortunadamente para Antonio no pasó a mayores, y ahí sigue su escudo para alegría de los rojiblancos que peregrinan para ver su escudo en lo alto del edificio trujillano.