Toledo se viste de gala durante el Corpus y luce hermosa, engalanada con reposteros, mantones, faroles, tapices y flores, las primeras de la temporada, que culminan con las características guirnaldas de boj. Los aromas a romero y tomillo se entremezclan con el incienso que acompaña el paso de la procesión, un espléndido y colorido desfile, en el que la Custodia de Arfe brilla en un escenario inigualable. El Cabildo de la Catedral prepara con mimo esta celebración. El deán, Juan Miguel Ferrer, nos desvela cómo es el Corpus por dentro.

 

En la Catedral de Toledo preparan el Corpus al detalle. El deán, Juan Miguel Ferrer, reconoce que, cada año, cuando acaba la celebración, el Cabildo hace balance, analiza cualquier incidencia y toma nota de los aspectos que se han de tener en cuenta para que la próxima resulte perfecta. “De un año para otro se piensa en el Corpus”, añade. Eso sí, es un mes antes de la fecha prevista, esta vez a primeros de mayo, cuando la maquinaria de la Catedral se pone en funcionamiento para que el templo primado luzca espléndido en la fiesta que saca a la calle una de las procesiones más hermosas del mundo católico.

Y es que en el Corpus de Toledo confluyen muchos rasgos y ninguno se deja al azar. A mediados de abril, el Ayuntamiento comenzaba a situar los toldos, unos de los emblemas de esta celebración, mientras la Catedral es la encargada de colocar los que rodean el templo primado, que son los últimos en lucir en la carrera procesional. “Hay que sacarlos, ventilarlos”, apunta Ferrer.

Pero son otras telas muy preciadas las que traen de cabeza al Cabildo: los tapices que se cuelgan en los muros de la Catedral, de valor incalculable y que sólo permanecen expuestos durante el paso de la procesión. El deán explica que estas piezas “se mantienen durante el resto del año en el Museo de los Textiles en rollos de aluminio, dentro de armarios que garantizan el grado de humedad, la temperatura, la no presencia de ningún tipo de animalito o de hongos que pudieran afectarlos. A pesar de todo, hay que extenderlos, hay que comprobar y verificar su situación, al igual que, cuando se recogen, hay que hacer siempre una limpieza antes de guardarlos, comprobar que no haya habido, por el peso mismo y el estar colgados, algún tipo de desgarro en alguna zona. Tienen entre cuatro y cinco siglos de antigüedad”.

Son los famosos tapices de la colección del Cardenal Porto Carrero, una veintena aproximadamente, que los responsables del Cabildo se empeñan en que sean contemplados por los fieles, aunque el deán reconoce que son piezas extremadamente sensibles, hasta tal punto que los expertos aconsejan que no se expongan al aire libre. “¡Pero cómo prescindir en el Corpus de Toledo de la presencia de estos tapices que siempre se han colocado y que fueron hechos precisamente para honrar al Santísimo Sacramento en las fiestas, dentro y fuera de la Catedral!”, exclama el deán. En este sentido, reconoce que “el año pasado se hizo una consulta a los técnicos de la Real Fábrica de Tapices, pero nos decantamos por seguir colocando los tapices para esta fiesta única, con el máximo cuidado y con todas las precauciones”.

Contemplar estas piezas antes de que salga la procesión es uno de los privilegios que reserva Toledo a quienes asisten a su día grande. “Pertenecen a dos colecciones: los que están colocados en la zona más próxima a la Puerta Llana son específicamente de tema eucarístico, los otros, relativos a la historia sagrada, son los que cubren el resto de la Catedral”.

Durante décadas, estas preciadas telas se instalaban a eso de las dos de la madrugada del día del Corpus. Pero los tiempos ha cambiado y, para disgusto del Cabildo, la tradición se ha roto. “La presencia en los últimos años de gente joven en la plaza del Ayuntamiento, muchos de ellos bebiendo alcohol hasta bien entrada la madrugada, hace imposible, por motivos de seguridad, ponerlos a esa hora. Y nos vemos obligados a hacer un alarde de velocidad, porque ahora hay que colocarlos sobre las cinco o las seis de la mañana, lo cual exige ir muy deprisa. La policía es la que nos ha pedido que no los coloquemos antes, porque no tienen efectivos para poder garantizar la seguridad.  Hay que esperar a que se marchen los últimos jóvenes para entonces poder hacer la limpieza, echar el tomillo en las calles y colocar los tapices. Tal vez no sería lo más oportuno tener ese tipo de festejos con consumo de alcohol junto al lado de los monumentos más vinculados a la fiesta. Cada tipo de celebración debe tener un marco. En el Casco hay lugares más apropiados para una festividad que consista en bailar, comer y beber que la plaza de la Catedral. Pero eso no depende de nosotros”, comenta el deán.

La labor que realizan los empleados de la Catedral especializados en la colocación de estos tapices es especialmente delicada, como corresponde al trato a unas piezas tan exquisitas. “No pueden provocar tiranteces, hay que llevarlos siempre recogidos por debajo y, al irlos descolgando, hacerlo muy suavemente. Es un trabajo que no se ve del Corpus porque se hace cuando todo el mundo duerme, pero que es muy importante”.

Pero estos valiosos textiles son solo una parte de esa gran celebración para Toledo y para la Catedral, la anfitriona. “Dedicamos los dos cabildos de mayo, este año el 2 y el 15, a preparar el Corpus. En uno de ellos nos centramos en toda la cuestión estrictamente litúrgica, la misa, dónde va a estar situada cada persona que participa en la misa, y. el otro Cabildo. está dedicado a la procesión y al triduo eucarístico. También se hace un apartado para las moniciones, esos mensajes que se van dando a lo largo de toda la procesión por la megafonía. Son lecturas bíblicas, oraciones, textos poéticos, históricos, que ayudan a ambientar y a vivir la procesión para la gente que tiene que estar esperando a que pase la comitiva y podrían, con facilidad, emnpezar a cansarse, a hablar. Para evitar que eso ocurra y estorbe lo que es el ambiente de la procesión se les van ofreciendo esas intervenciones habladas y músicas. Todo esto se hace desde una sala de control que está en la capilla del Cristo, sobre el Arco de la Sangre”. Hay que tener en cuenta, además, que la procesión es grabada, no solo por motivos de seguridad, sino, como dice el deán, “porque a muchos participantes les gusta tener un vídeo de recuerdo. Contamos para ello con la colaboración de la Radio Televisión Diocesana”.

 

Los detalles que no gustan

Esas grabaciones delatan detalles que muchas veces no son del gusto del Cabildo. En este sentido, Juan Miguel Ferrer señala que “lo que más nos molesta es cuando hay personas que no aceptan la procesión como un acto religioso en su totalidad: por ejemplo, los que empiezan a cruzarse por la procesión. También a veces los medios de comunicación, buscando la vista más bella o más impactante, no se dan cuenta de que están estorbando a la realización misma del recorrido procesional y distrayendo a los participantes. Éste es un tema que nos preocupa. Pero hay otros detalles, como el de personas que están participando en la procesión y, en un momento dado porque se le hace muy largo, cuando han pasado por donde está su familia, se salen de las filas vestidos de procesión y se van para su casa. Eso no corresponde y es muy difícil de corregir para nosotros, igual que una mala actitud que pueda haber de alguien que esté con posturas, con ruidos, estorbando a la procesión. Las fuerzas de orden público no pueden intervenir, a no ser que se crease peligro o una agresión, aunque fuera verbal, a alguna de las personas que participe en la procesión”.

En cualquier caso, en un evento tan multitudinario como el Corpus de Toledo y en los tiempos que corren, la seguridad cobra especial protagonismo. Y está garantizada, tanto para quienes participan en el desfile como para quienes lo contemplan de pie o en las tradicionales sillas. Lo cuenta el deán. “Después de sucesos como atentados terroristas o miedos colectivos, como lo que pasó en la madrugá sevillana, en estas concentraciones masivas de gente, en una ciudad con calles estrechas, con muchas cuestas, con un suelo en el que es fácil resbalar, es tremendo el esfuerzo de seguridad. Nosotros participamos en las reuniones que convoca la Delegación del Gobierno para estos asuntos, pero no nos compete directamente. Informamos de lo que vamos a hacer, recibimos algunos consejos, sobre todo en lo que se refiere a accesos y salidas de la Catedral”.

Otra preocupación del Cabildo respecto a la procesión deriva del número de grupos de participantes, “cada vez mayor. Rondan los 50 y cada uno de ellos tiende a traer más gente. Estamos pidiendo a capítulos y a hermandades que tengan como un ‘numerus clausus’ de participantes y, a las cofradías, que venga el portador del estandarte y uno o dos representantes de la junta directiva porque si no, sale la procesión, llegan los primeros a la Catedral y todavía no han salido los últimos. No podemos dar acceso a un número ilimitado de personas porque la procesión se hace demasiado pesada. Estamos intentando convencer a los participantes para que, sin excluir a nadie, se turnen cada daño, para que todo resulte bello para los que salen y para los que lo ven y edificante, porque el desorden no ayuda”.

Otra cuestión que se cuida al detalle es la ubicación de los asistentes a la misa del Corpus, que se celebra en rito hispano mozárabe. En las invitaciones que envía el Cabildo a cada grupo representado en el desfile, se les indica donde deben situarse. “Por ejemplo, en la vía sacra hay una representación de todas las corporaciones, pero debe ser de una o dos personas. El resto deben estar en la girola, en unos asientos con pantallas, donde cada grupo tiene su espacio para poderse cambiar de ropa y para poder participar en la Eucaristía hasta el momento en el que tienen que empezar a desfilar”.

La salida de la procesión, precisamente, es otra de las tradiciones que ha cambiado en los últimos tiempos. El deán recuerda que “antes, hasta que no se daba la comunión en la misa no se empezaba a salir, pero hoy en día somos tantos que normalmente cuando acaba la liturgia de la palabra, la homilía del señor arzobispo o de la personalidad eclesiástica a la que el señor arzobispo ha invitado a presidir la Eucaristía, se empieza a procesionar. Esto complica la organización porque también hay que garantizar un cierto espacio de silencio durante la celebración de la Eucaristía, pero si están saliendo necesariamente se hace un poco de ruido”.

 

La reina, la Custodia

No obstante, esos pequeños inconvenientes son minucias una vez la procesión comienza a desplegarse por la Puerta Llana del templo primado. “Nuestras calles son estrechas y no permiten una salida rápida y muy numerosa de gente, pero también da un sentido entrañable, próximo a nuestra procesión, que la hace muy bella”.

La protagonista, la reina de ese magnífico desfile que cada día del Corpus brilla en Toledo, es, sin duda, la Custodia, realizada por el platero alemán Enrique de Arfe entre 1515 y 1523. Le fue encargada por el Cabildo de la Catedral de Toledo para albergar el ostensorio de oro que perteneció a la reina Isabel la Católica, realizado por Jaume Aimeric. Su restauración en 2016 ha dejado al descubierto algunos de los secretos de esta magnífica joya: así, por ejemplo el Instituto Gemológico Español desvelaba que las esmeraldas provenían de Colombia y los zafiros de Ceilán, actual Sri Lanka. Lo cierto es que la minuciosa restauración realizada con la colaboración del Instituto de Patrimonio Nacional de España ha devuelto el “brillo real” a todos los materiales que componen la Custodia, como reseñaba en su momento la directora de esta institución Carmen Pérez de Andrés. En este sentido, el deán abunda en que “se nota que tiene cinco siglos, pero está limpia, resplandeciente. No ha perdido su pátina, pero no tiene esa suciedad que impide que luzca con toda su belleza. Y cuando da el sol sobre ella, todos nos quedamos admirados de esa belleza, que es un tímido reflejo de la belleza de lo que lleva la Custodia para los que tenemos fe, que es a Cristo mismo”.

Así pues, la magnífica obra de Enrique de Arfe, situada habitualmente en el Tesoro de la Catedral, será trasladada el miércoles previo al Corpus a la carroza en la que desfilará en procesión. “La misa de víspera ya se celebra con la Custodia en al Altar Mayor”, indica el deán. “Ahora es más fácil el traslado, porque desde que se hizo la restauración y se remodeló la sala del Tesoro, la Custodia está sola, en el centro de sala, dentro de una urna de grandes proporciones, también con muchas medidas de seguridad, que permite que directamente, a través de un movimiento sencillo por unos raíles, pase de donde está exhibida durante el año a la carroza en la que procesiona. Es un trabajo delicado, pero es más fácil que antes, cuando había que levantarla con unas poleas y luego colocarla en la carroza, que era también más arriesgado, aunque la pericia de quienes lo hacían permitió que nunca, por suerte y providencia de Dios, se causara ningún daño a la Custodia”.

El día del Corpus, cuando la joya más preciada de la Catedral sale por la Puerta Llana, suenan cohetes y bombas reales y comienza un desfile inigualable por las calles de Toledo profusamente engalanadas con tapices, reposteros, mantones, flores, faroles o guirnaldas de boj, siempre bajo la sombra protectora de los tradicionales toldos. “A mí una de las cosas que más me emociona es cuando veo que la gente mira la Custodia, pero no es el mirar simplemente del curioso, sino el mirar del que está comunicándose con Cristo en la Custodia. Cierran los ojos, se santiguan, algunos se ponen de rodillas y, en los balcones, ves como las personas mayores llaman a los niños para que miren y les invitan a echar los pétalos de flores, familias enteras en los balcones, apiñados, para contemplar el paso del Santísimo en la Custodia. Todo esto da una gran belleza y edifica a todo el que participa en la procesión. Y nosotros, que vamos en ella, recibimos esa lección de devoción, de amor, de fe, de la gente de Toledo al Santísimo Sacramento. Y eso se contagia a la Custodia, que se convierte en el símbolo de esa presencia en las calles del Santísimo Sacramento”.

Pero la magna obra de Enrique de Arfe no solo emociona durante su salida por la Puerta Llana o mientras desfila majestuosa por las calles de Toledo: impresionante es su entrada al templo primado, cuando se entremezclan los sonidos de los órganos de la Catedral, con el repique de campanas y los aplausos de los fieles en un templo abarrotado. “Se le pone a uno la carne de gallina. Es un momento de una plasticidad y emoción espiritual muy profunda”, confiesa el deán.

 

En el Altar Mayor

La Custodia permanece en el Altar Mayor de la Catedral hasta el domingo. Los fieles pueden contemplarla la tarde del Corpus, y durante el viernes y el sábado desde que acaba la misa matinal hasta que concluye la última eucaristía, la de las seis y media. El domingo hay misa solemne a las doce y, a las siete de la tarde se realiza una procesión por las naves de la Catedral. Después, la Custodia vuelve a su habitual ubicación, en el Tesoro. “Ahí cerramos el conjunto de los festejos del Corpus de la Catedral. Hay parroquias que, al siguiente domingo, tienen también su Corpus chico. El de Santo Tomé, en concreto, vuelve a congregar a la Catedral porque, al pasar por delante siempre sale un grupo de canónigos, se hace una estación, se inciensa al Santísimo, se da la bendición y suenan las campanas de la Catedral. Ésa es la despedida de las fiestas del Corpus, podemos decir”.

Desde el corazón del templo primado, el deán recomienda a quienes acudan por primera vez al Corpus de Toledo o pretendan redescubrir su fiesta grande, varios momentos de la procesión. “En el recorrido es impresionante la entrada del Santísimo en la plaza de Zocodover porque, dado que nuestra ciudad no dispone de espacios amplios en el Casco Histórico, es el lugar donde más personas se pueden concentrar y tiene una especial emotividad. También es donde el sol se nota más resplandeciente, donde suele haber una alocución del señor arzobispo. Es un lugar particularmente emotivo. Por otro lado, hay personas que pueden tener una especial devoción a ver el paso del Santísimo en la Custodia en algunos rincones o lugares y está vinculado a la relación de cada uno con la ciudad: quien es de un determinado barrio, de una determinada calle, verlo pasar por allí le resulta particularmente emotivo. A mí personalmente, por ejemplo, hay dos puntos que me suelen gustar mucho, uno cuando el Santísimo pasa por delante de la antigua iglesia de los Padres Jesuitas y, otro, cuando pasa por la plaza del Salvador, ahí, en esa curva. Al haber sido yo párroco de Santo Tomé, el poder ver desde esa calle el paso de la Custodia, el poder oír las campanas de Santo Tomé y El Salvador alabando el paso del Santísimo, me resulta muy emotivo. Hay que decir que, antes, la procesión bajaba por la calle junto al convento de Jesús y María, pero era tan estrechita que se hizo esa ampliación por Alfonso XII hasta llegar al Salvador y luego ya coger la calle de la Trinidad”.

Cuando se acerca el día del Corpus, desde el Cabildo miran al cielo. “La verdad es que fue terrible la vez que llovió, cómo quedaron los hábitos de los caballeros porque, al ir tan deprisa y con el suelo mojado, hacíamos un barro en el suelo que luego nos lo íbamos salpicando. Creo que ha sido la única vez que ha llovido en los Corpus que he vivido. He estado once años fuera de Toledo, cinco como estudiante y seis trabajando en la Santa Sede, pero solo ha habido un año que he dejado de venir al Corpus. Me dije ‘voy a vivir el Corpus en Roma’. Me dio tanta pena que dije ‘no puedo quedarme aquí a vivir el Corpus’. El Santísimo es el mismo en todas partes, pero la manera de relacionarse con Él es tan distinta… Allí va en un camión, con el santo padre arrodillado delante, por una calle ancha, donde hay una multitud de gente y predominan los turistas sacando fotos. Y no me ayudó a vivir ese momento entrañable de encuentro con el Señor como nuestro Corpus toledano”.

Así pues, solo hay que esperar que Toledo vuelva a lucir en todo su eplendor en su fiesta grande, con ese sol que anticipa el verano que adivina.

Lo que no hay que perderse del Corpus de Toledo

El Corpus de Toledo es una fiesta para los sentidos, en la que la espiritualidad se mezcla con los aromas a tomillo, incienso y romero, característicos del día de la procesión, unido a los espectaculares patios que durante la Semana Grande lucen en todo su esplendor para deleite de vecinos y visitantes. El primer signo de que se acerca la fiesta, ese “Toledo huele a Corpus”, viene marcado por la presencia de los toldos, que empezaron a desplegarse a lo largo de la carrera procesional a mediados de abril. Una tradición dice que los toldos tienen que mojarse. Y ese rito, este año, se ha cumplido de sobra. Después, las calles se visten de gala con reposteros, mantones, tapices, enseñas, faroles, flores y las características guirnaldas, que conforman un espectáculo único que echa a la calle a una multitud de personas la noche del miércoles, víspera del Corpus, lo que se conoce como “ver las calles”. La música de verbenas y de las bandas, unidas a la inauguración de la carrera procesional, con el pertiguero a la cabeza, contribuyen a hacer de esa noche un momento único que no debe perderse quien quiera conocer la fiesta grande de Toledo. En la mañana de ese mismo miércoles tiene lugar uno de los actos más entrañables para los niños de la ciudad: la ofrenda floral ante una majestuosa representación de la Eucaristía situada en la Puerta de Reyes de la Catedral. Después, por la tarde también los más pequeños son protagonistas del desfile de los impresionantes gigantones y de la Tarasca, una figura monstruosa que solo sale a la calle durante estas fiestas. A esas horas muchos vecinos del Casco ya habrán colocado sus sillas en el recorrido de la carrera procesional, un pintoresco cuadro de asientos, cajones y taburetes de diversos estilos que llaman la atención de los visitantes. El día de la procesión, ver la Custodia es imprescindibles. Y contemplar los tapices de la colección del Cardenal Porto Carrero, que aparecen en esta fotografía de Miguel Ángel Sánchez de la Morena, un privilegio. El Corpus en Toledo es, además, diversión. Este año actuarán Rozalén y Serrat, además de los conciertos de Máxima FM y Cadena Dial, mientras que los toros traerán a figuras como El Juli, Talavante, Morante de la Puebla o Álvaro Lorenzo en la corrida del 31 de mayo.

Texto: Ana Nodal de Arce

Fotos: Alejandro García Bermejo