El “mundo feliz” de las soluciones rápidas con frecuencia pasa por alto lo más importante: la auténtica felicidad no excluye cierta medida de malestar emocional y dificultades. Hecho que algunos libros de autoayuda y psicólogos intentan eludir. La felicidad involucra nuestra capacidad de superar obstáculos (Tal Ben-Shahar 2016).
La Psicología estudia esta capacidad de enfrentarnos a las emociones negativas y a nuestras dificultades, su respuesta es la aparición de la llamada Psicología Positiva (PsiPos).
Haciendo un análisis histórico descubrimos que el desarrollo teórico y experimental, dominante en la Psicología Experimental a lo largo del siglo XX, ha estado centrado en las emociones negativas y en la vulnerabilidad humana en general, dando lugar a un marco disciplinar enfocado hacia lo psicopatogénico, aspecto que ha incidido en que la Psicología sea identificada como psicoterapia (Strumpfer, 2004; Vera, 2006).
Al parecer este marcado énfasis en lo patológico estuvo influido por la Segunda Guerra Mundial, período en el que la Psicología Conductista se consolidó como una disciplina dedicada a la curación y a la reparación de daños (Seligman & Christopher, 2000), bajo el modelo biomédico dominante en esos momentos.
El término PsiPos fue propuesto por Martin Seligman, quien tras dedicar gran parte de su carrera al estudio de la indefensión aprendida y a la psicopatología, dio un giro radical hacia el estudio de lo que él denominó fortalezas y virtudes humanas.
Su propuesta fue presentada inicialmente en su conferencia inaugural como presidente de la American Psychological Association (APA)(Seligman, 1999).
No obstante, para encontrar las primeras aproximaciones hacia la Psicología Positiva tenemos que remontarnos a finales de los años 20 y 30, donde aparecen respectivamente los estudios de John B. Watson sobre el cuidado psicológico de los niños y el trabajo del creador del Test Binet-Stanford de inteligencia, Lewis Terman y colaboradores sobre los factores psicológicos relacionados con la felicidad marital (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000).
La PsiPos se define como el estudio científico de las experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, las instituciones que facilitan su desarrollo y los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, mientras previene o reduce la incidencia de la psicopatología (Seligman 2005; Seligman & Csikszentmihalyi, 2000).
Sus aportaciones han tenido un gran impacto en distintos campos de intervención de la Psicología, principalmente en las áreas clínica, de la salud y educativa, en las que se observa un mayor énfasis.
En el ámbito clínico y de la salud, uno de los objetivos de la PsiPos es cambiar el marco de intervención hacia el desarrollo de estrategias terapéuticas que favorezcan la experiencia emocional positiva, lo cual está orientado hacia la prevención y tratamiento de los problemas derivados o exacerbados por la presencia de emociones negativas como la ansiedad, la depresión, la agresión y el estrés, entre otros.
La Psicología Educativa, desde una perspectiva positiva, centra su atención en las fortalezas o atributos específicos positivos de las personas y grupos en ambientes pedagógicos (Hughes, 2000). De acuerdo con los estudios realizados en este ámbito, aquellos docentes que enfatizan en las experiencias positivas sobre el desarrollo de habilidades en l@s niñ@s, hacen que ést@s tengan mayor probabilidad de experimentar altos niveles de autoeficacia y otras características de desarrollo psicológico positivo cuando ocurren conjuntamente con el desarrollo de habilidades complejas (Akin-Little, Little & Delligatti, 2004). Existen también en España Escuelas Felices, lugares donde se llevan a cabo Programas de Psicología Positiva, con niñ@s, en las que una de sus asignaturas es la Felicidad.