Allá por 2010, Aurelio Vázquez se hizo cargo de la presidencia de la Asociación de la Empresa Familiar de Castilla-La Mancha.(AEFCLM). La entidad no atravesaba un buen momento, pero su empeño y, sobre todo, el de su junta directiva la ha convertido a la asociación en una organización pujante, independiente y con cifras de vértigo: no en vano, las empresas familiares representan el 18 % del PIB de la región y generan 9.000 empleos. Vázquez analiza su sector y explica sus retos.

“Toda política que no vaya enfocada al fomento de la empresa es equivocada”

Pregunta.- ¿Cuándo se creó la Asociación de la Empresa Familiar de Castilla-La Mancha y cuál ha sido su evolución?
R.- Se creó en 2001. La asociación se ha ido consolidando: pasó una etapa en la que tuvo un gran auge en cuanto a número de asociados porque eran los años de ‘boom’, en los que todo valía. Después, vino la crisis y la asociación tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos. Entonces, en 2010 la nueva junta directiva tuvo que hacer una serie de reajustes y ahora tenemos una asociación totalmente saneada que se financia con las cuotas de sus propios asociados y eso le da una independencia a la hora de emitir sus opiniones siempre desde el respeto. La asociación ha conseguido un más que razonable nivel de compromiso con la sociedad, con una imagen más que aceptable.

P.-¿Cuántas empresas componen la asociación actualmente?
R.- No es tan importante el número de empresas como lo que representan. Hay unos 40 asociados que aportan el 18 o19 por ciento del PIB y generan 9.000 empleos. El 94,3 por ciento de las empresas que hay en la región son empresas familiares y esto supone que Castilla-La Mancha ocupa el primer lugar de España en cuanto al porcentaje del número de empresas. Es decir, que si hay 133.000 empresas más o menos en la región, 125.000 son empresas familiares.

P.-¿Cómo funciona el relevo generacional en las empresas familiares?
R.- El relevo generacional, desgraciadamente, sigue siendo uno de los puntos más críticos en este tipo de empresas. La gestión es algo que no se hereda, es más no debe heredarse por el simple hecho de ser ‘hijo de’ o tener una participación. La gestión debe heredarse si el mejor gestor posible está dentro de la familia. Si no, no hay por qué preocuparse, hay que buscar y aceptar a los profesionales externos, que es otro de los grandes retos que tiene la empresa familiar. Los jóvenes de las familias propietarias no solo tienen sus derechos como accionistas, sino que además están obligados a ser responsables con la propiedad que tienen. Desde la asociación nos marcamos el reto de mentalizar a los nuevos accionistas de responsabilizarse ante la empresa, ante los empleados, por ser propietarios de un porcentaje de la empresa. De hecho, estamos intentando dar forma a la Escuela de Accionistas dentro de la asociación y dentro del entorno.Otro de los grandes retos de los jóvenes es el saber perpetuar los valores y los principios con los cuales el fundador creó la empresa, que tienen que ver con el sentimiento, el arraigo, con el esfuerzo.

P.-¿Qué sector aglutina el mayor número de empresas familiares en la región?
R.- El sector industrial agroalimentario es el más importante. Esto enlaza con un tema que nos preocupa: la formación, la educación. Hay un dato: el 60 por ciento de las tareas que se generan en la empresa son susceptibles de mecanizarse: Otro dato: solamente uno de cada cuatro puestos de trabajo se adapta a las necesidades de la empresa. Es decir, la empresa tiene que hacer cuatro entrevistas para conseguir una persona que se adapte a la demanda que necesita. Con esto quiero decir que la formación va por un camino y la demanda de las empresas va por otro. En las últimas reuniones hablábamos de las profesiones con futuro, que van por cuatro grandes bloques: la manipulación genética, que no tiene por qué ser humana, la generación de la piel humana, el manejo de los grandes datos, big data, y el cuarto es la agricultura, que, precisamente, tiene una gran importancia en Castilla-La Mancha.

P.-¿Hacia dónde debería ir la formación?
R.- Hay sectores que no se encuentran, que es algo muy curioso, los oficios tradicionales de carpinteros, de fontaneros, de torneros: Muchos de estos profesionales en la época del boom se jubilaron o bien los abandonaron para irse a otros sectores, pero no nos hemos preocupado de ir formando a los aprendices tradicionales. La formación profesional, la formación dual, los aprendices, los maestros, se han devaluado en estos años. Y estamos ahora sufriendo las consecuencias.

P.-¿Hoy en día la imagen que se tiene del empresario responde a la realidad?
R.- Dignificar la imagen del empresario es fundamental. Cuando vamos a las universidades a dar algún tipo de charla, comprobamos que ser funcionarios es la ilusión de muchos de los estudiantes, pero hay pocos que tengan la idea de emprender un negocio. Y ésa es una asignatura pendiente. También influyen la educación y la formación y las dificultades que sufre un autónomo, empiece o no, porque cuando llevas muchos años son muchas las dificultades de tipo burocrático, de mercado, fiscal, administrativo… Y ya no digo si es un empresario familiar, que aparte de toda esta problemática se añade la de la familia. En la mortalidad de estas empresas, más allá del mercado, tiene que ver la problemática familiar. En la inmensa mayoría de las ocasiones éste el motivo del fracaso.

P.-¿Qué se debe hacer en este sentido?
R.- Es muy importante una sucesión planificada, acordada, unánime, preparada, formada. Solamente el 30 por ciento de las empresas familiares que se crean sobreviven a la segunda generación. Y solamente un 13 por ciento lo hace a la tercera.

P.-¿Está bien tratada la empresa familiar por la administración?
R.- Diría con cierto dolor, que no. La empresa funciona a un ritmo distinto al de la administración. Hace unos días tuvimos una reunión con una persona de Podemos que decía que por el corte de su partido podía decir que no es una formación política “antiempresa”. Lo considero una afirmación bastante desafortunada porque un gobierno o alguien que aspire a gobernar cualquier tipo de administración no solamente no tiene que ser “antiempresa”, sino que tiene que ser “pro empresa”, porque olvidan que al estado del bienestar le sujetan, aparte de los ciudadanos, en buena medida, las empresas. Así que toda política que no vaya enfocada al fomento de la empresa es una política equivocada. Y con ello quiero decir que la administración tiene un ritmo distinto, es una maquinaria muy pesada y que la empresa es mucho más ligera y la familiar, más aún. En una comida de un padre y dos hijos se resuelven en un cuarto de hora muchas cosas. En el caso de la administración, hay que tener en cuenta la legislación, con 17 comunidades autónomas muchas veces con 17 legislaciones distintas para un mismo sector.

P.- ¿Cuál es la postura del Gobierno de Castilla-La Mancha al respecto?
R.- Los gobiernos, la Junta de Castilla-La Mancha, son sensibles a toda esta problemática y tratan de aligerar esta carga. En la última reunión que tuvimos con el consejero de Hacienda y también con la de Economía les requerimos que consideraran crear la figura de un coordinador que se ocupara de coordinar la amalgama de legislaciones que hay dentro de una comunidad para tramitar una licencia de apertura, por ejemplo, en cualquier industria. Se necesitan muchas tramitaciones en muchos organismos distintos. Desgraciadamente, la administración quiere, pero va a un ritmo muy distinto. En el siglo XXI, digo yo que, con las facilidades tecnológicas que hay, con una gestión administrativa debería ser suficiente y no tener que repetir el mismo proceso en cada uno de los pasos que se han de dar.

P.- ¿Cómo ve el futuro de la empresa familiar?
R.- El futuro le veo muy bueno, siempre y cuando se conserven, se perpetúen los valores de la empresa familiar y siempre y cuando se planee y se planifique la sucesión en el mando de la empresa. Insisto, la gestión solo se hereda si se vale. Lo que se heredan son las participaciones sociales, que deben aceptarse con responsabilidad y no solamente aplicando los derechos, sino aceptando las obligaciones.

Texto: Ana Nodal. Foto: Asociación de la Empresa Familiar.