Nuestra Constitución cumple 40 años de vida. Por tanto, los españoles cumplimos cuatro décadas de democracia, de libertad, de bienestar y de estado de derecho, y sobre todo y de una forma especial cumplimos cuarenta años de igualdad. Pues cuando hablamos de igualdad hacemos referencia a un derecho fundamental que supone la base para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible.
Y es de justicia echar la vista atrás, para reconocer que nuestra Carta Magna ha colocado a la mujer española al mismo nivel social y laboral que el que tienen otras mujeres residentes en países de nuestro entorno comunitario, con democracias bastante más longevas que la nuestra.
Hoy podemos decir que en España la igualdad es una realidad legal gracias a la Constitución de 1978. Pues no existe en ella ninguna ley que discrimine a mujeres y hombres. Es más, en el artículo 14 se rompe toda forma de discriminación reconociendo que todos los españoles somos iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal.
Al mismo tiempo, el artículo 9.2 insta a los poderes públicos a diseñar y poner en marcha las medidas necesarias para que sea posible la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica y social, pidiendo además que se remuevan los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud.
Dejamos atrás por tanto 40 años de franquismo donde la mujer estaba totalmente desamparada por las leyes y excluida de numerosas actividades, con la intención de que únicamente cumplieran el rol de ama de casa y madre de familia, creando así una fuerte dependencia del marido en el caso de estar casada, o de sus padres si estaban solteras y no habían alcanzado la mayoría de edad, que por aquel entonces era de 25 años.
No obstante, a pesar de los avances alcanzados, debo decir en honor a la verdad que en estas cuatro décadas de democracia en algunas cosas hemos cambiado mucho más que en otras. Pues aún hoy, encontramos numerosas desigualdades en nuestro día a día. Unas desigualdades que son evidentes en el mundo urbano, pero están aún más acentuadas en el medio rural.
Por un lado, vemos que España es el país de la Unión Europea que más ha reducido la brecha salarial. Pero por otro lado, observamos que las españolas perciben 5.800 euros anuales menos que los varones.
Y su presencia en la toma de decisiones de las empresas, es prácticamente inexistente a pesar de que cuando lideran ponen lo mejor de ellas. Tan sólo representan el 23,1% del total de consejeros que conforman el IBEX 35, y solo alcanzan el 12,1% en los Comités de Dirección de las mismas empresas.
Si miramos a las empresas del medio rural vemos que mientras un 25,3% de los hombres ocupan puestos de dirección, el 23,9% de las mujeres ocupan puestos de personal no cualificado. Y tan sólo representan el 3,5% en los consejos rectores de las cooperativas.
Alcanzar la igualdad real de oportunidades es uno de los retos de la sociedad del siglo XXI, porque hoy más que nunca hay que contar con el talento de las mujeres y su voz debe ser tenida en cuenta para seguir construyendo un mundo más justo, donde la igualdad es un derecho y no un principio.
Para alcanzar esta meta mujeres y hombres debemos trabajar juntos. Y es necesario recordar el gran discurso que Emma Watson pronunció en septiembre de 2014 en la sede de Naciones Unidas donde afirmaba que “para poner fin a la desigualdad necesitamos que todas y todos participen”. Unas palabras que recorrieron el mundo e iniciaron la fantástica campaña promovida por ONU Mujeres “He For She”. Una iniciativa que AFAMMER apoyó y que pretende involucrar a hombres y niños como agentes de cambio para lograr la igualdad.
En este camino por la igualdad y la justicia social la legislación será un instrumento que tendrá que seguir perfeccionándose pero será la coherencia de la ciudadanía, junto con la ley, quien aplicará y hará efectiva esta igualdad.
*Carmen Quintanilla Barba es Presidenta Nacional de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER). Parlamentaria Permanente y de Honor del Consejo de Europa