La historia de los 126 años del restaurante más legendario de Castilla-La Mancha

Es, con 126 años de historia, el restaurante más antiguo de Toledo y Castilla-La Mancha. Dionisio Aires y Modesta García-Ochoa, el primero natural de Pintano, provincia de Zaragoza, a quien un destino militar trajo a Toledo, donde al parecer consiguió, ultimando el servicio en filas, un trabajo en la Fábrica de Armas. Quizás por los años 1870 conoció a la que sería su mujer, Modesta García-Ochoa, nacida en Toledo. Así comienza la historia de un matrimonio que, sin saberlo, inicio lo que hoy se ha convertido en historia viva de Toledo.

El 10 de noviembre de 1883, tras conseguir Dionisio empleo en la “Fabrica”, se casaron. Modesta, para ayudar al humilde jornal de su marido, ampliaba el cocido doméstico para dar comidas a sus compañeros, por el que cobraba 35 céntimos. Ocho años más tarde, en 1891, se les ocurre la idea, quizás por el aumento de clientela, de construir una Venta (merendero-taberna) en unos terrenos situados sobre las ruinas del Circo Romano. Así nacía Venta de Aires.

Dionisio, conocedor de la necesidad de esparcimiento y alternativas lúdicas que existía en Toledo, construye junto a la Venta un frontón y espacios de juegos populares con el fin de atraer una clientela más variada. Los cocidos de Modesta, eran complementados con otros platos de la cocina popular toledana de la época; conejo, caracoles, perdiz estofada, migas, camarones del Tajo, callos, pajaritos fritos, albóndigas, bacalao rebozado, etc., creciendo en oferta y calidad gastronómica.

 

La señora Modesta (izquierda) preparando perdices estofadas, año 1935.

La señora Modesta cocinaba y atendía a las relaciones públicas, mientras su marido trabajaba en la “Fabrica”. Según algunas crónicas periodísticas, un buen día, quizás volviendo del Cristo de la Vega, el Deán (Sacerdote de la Iglesia Católica que preside el cabildo de la catedral después del Obispo) Don José Polo Benito, hombre de vasta cultura y de ilustre y talentosa pluma, descubrió la Venta, su buena comida, lo afable de la señora Modesta, la tranquilidad del lugar, iniciando en torno a una sencilla mesa una tertulia de intelectuales a la que fueron acudiendo desde Don Antonio Maura hasta Don Gregorio Marañón, que fueron congeniando con el espíritu inquieto, cordial y extrovertido de la señora Modesta.

La Venta de Aires se prestigia y poco a poco es conocida fuera sus fronteras. Por la Venta de Aires comienzan a desfilar personalidades del mundo de las letras, las artes, la política, el teatro, la medicina, etc. La cocina de la Venta mantiene el secreto de su éxito en la tradición de sus platos y el trabajo constante de la familia.

Richard Nixon en la Venta de Aires en el año 1963.

La guerra civil supuso un hito, una referencia obligada para la Venta de Aires. En agosto de 1936 caía fusilado en el Paseo del Tránsito, Dionisio Aires, anciano de 84 años, de quien se escribió que era “conocido por toda la población como persona de honradez acrisolada y vida entera dedicada al trabajo”. También murió de igual manera uno de los impulsores de la Venta, el Deán Don José Polo Benito. No habían trascurrido muchos meses del final de la guerra civil, cuando el 21 de octubre de 1939, a los 82 años, fallecía Modesta García-Ochoa, alma mater de la Venta de Aires. Tomó el relevo su hija Carmen, quien imprimió otra dinámica al negocio más acorde con los nuevos tiempos, manteniendo siempre la cocina tradicional y aportando nuevos menús y mejorando los anteriores; la famosa y exquisita crema de cangrejos, las cebolletas a la crema, la magra a caballo, la tradicional perdiz estofada a la “Venta de Aires”, el pollo tomatero y los postres toledanos, especialmente el mazapán y las natillas.

Firma de Rafael Alberti en el libro de visitas dedicada a Modesta, año 1987.

 

Es a partir de los años 1960 y 1970 cuando comienzan a llegar grandes premios, entre ellos, la Medalla al Mérito Turístico en 1965 o la Medalla de Plata al Mérito en la Hostelería en 1973. La saga familiar en la Venta de Aires terminaría, con el nieto de la fundadora Antonio Montero Aires y su esposa Felisa Pérez Garrido, quienes regentaron el restaurante hasta 1988 en que se vende el negocio al empresario Elías Humanes, que estuvo al cargo de la gerencia hasta hace unos años y que por motivo de su fallecimiento, retomó su hijo José Luis Humanes Pérez y su mujer Cuca Díaz de la Cuerda, un matrimonio que ha sabido adaptar a los nuevos tiempos este restaurante legendario, manteniendo la cocina tradicional de Modesta con toques de innovación.

Entre las joyas que guarda la Venta de Aires, se encuentra el segundo Libro de Honor para visitantes ilustres, ya que el primero, fue entregado al fuego a comienzos de la guerra civil por temor a represalias debido a la presencia de varias firmas reales, entre ellas la del propio Alfonso XIII. En él han dejado su comentario, sus dibujos, partituras o la simple firma, una multitud de personajes de renombre nacional o internacional protagonistas de nuestra reciente historia. Algunas de las personalidades que han pasado por la Venta de Aires han sido el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, los actores Cary Grant y Ava Gardner, el escultor Victorio Macho, el músico Xavier Cugat, los reyes de España Juan Carlos I y Felipe VI, o la reina María José de Italia entre muchos otros.

La Orden de Toledo en Venta de Aires

La Orden de Toledo en Venta de Aires, de izquierda a derecha, Pepín Bello, José Moreno Villa, María Luisa González, Luis Buñuel, Salvador Dalí y José María Hinojosa, en el año 1924.

El día de San José de 1923 se creaba la Orden de Toledo, que se mantuvo viva hasta 1936, con unos estatutos sencillos de cumplir si se quería ser caballero: amar a Toledo sin reserva, emborracharse durante toda una noche y vagar por las calles en la búsqueda de aventuras individuales.

La Orden de Toledo no era más que un grupo de amigos vanguardistas de escritores y artistas jóvenes que estudiaban en Madrid y que viajaban a menudo a Toledo. Fue fundada por Luis Buñuel y contaba con miembros como Salvador Dalí, Federico García Lorca o Rafael Alberti. Comían en tascas, siendo su preferida la Venta de Aires donde siempre pedían magras a caballo, una cacerola de perdices y un vinillo blanco de Yepes.

Echaban la tarde charlando, recitando, pintando y se disfrazaban para hacer pequeñas representaciones teatrales. Los pequeños detalles de calidad estaban en que quien recitaba era Federico García Lorca, quien pintaba las paredes de la Venta era Salvador Dalí, y quien se disfrazaba de cura era Luis Buñuel. En este lugar interpretaron por primera vez juntos “Don Juan Tenorio”.
Una calurosa tarde de junio de 1987, un anciano de larga cabellera blanca se presentó en Venta de Aires, era Rafael Alberti que buscaba a Modesta, pero está había muerto hacía casi medio siglo. Su bisnieto fue quien recibió al poeta y pintor gaditano, que inmortalizó su regreso en un dibujo. Unos años antes, Luis Buñuel también pasaría por la Venta, comentándole a su bisnieto la siguiente frase: “¡Modesta era la única que conseguía ponernos firmes en toda la ciudad!”.

La Venta de Aires sigue con las puertas abiertas en medio de la arena del Circo Romano donde frecuentó la Orden de Toledo. Los bocetos de Dalí que desaparecieron bajo pertinaces capas de cal, el primer libro de visitas cubierto de autógrafos, que valdrían su peso en oro, que fue quemado y sus cenizas arrojadas a un pozo durante la guerra civil o las muchas personalidades que pasaron por allí y ya no están, son un claro ejemplo de la historia contemporánea de Toledo que La Venta guarda entre sus “Aires”.

Foto actual del equipo humano y profesional de Venta de Aires.

Texto: Ayer&hoy
Fotos: Venta de Aires