Auténtica, única y con solera

La Real Taberna Casa Manolo de Bargas (Toledo) es un sitio especial, un lugar entrañable, un sitio que tiene solera. Esta taberna es un edificio típico distribuido en dos plantas, la primera es la propia taberna, con sus paredes llenas de fotografías de antaño, y el resto es la casa de la familia. Cuenta con una pequeña bodega y un salón principal de una gran belleza y una cantidad de años de recuerdos en el cual se saborea la amistad, el cariño por el pueblo, el gusto por comer y el amor familiar. En esta casa nació Manolo, el dueño y en la que lleva viviendo más de 70 años, que regenta junto a su mujer, Mari, que desde la cocina prepara sus deliciosos y apreciados pinchos y tapas.

Natividad y Manolo, padres y antiguos gerentes de la taberna.

La taberna fue fundada por la bisabuela de Manolo allá por el año 1870 aproximadamente. Posteriormente cogió las riendas su abuela Beatriz, y cuya taberna era conocida como la taberna de la “Tía Beatriz”. Y luego sus padres, aproximadamente sobre los años 1940, después de la guerra civil, y donde era conocida popularmente como la taberna de la “Nati”. Tras la jubilación de sus padres, sobre el año 1970, es Manolo quien coge las riendas, pasando a denominarse “Real Taberna Casa Manolo”.

Desde aquel 1870 son muchos los cambios de costumbres y la multitud de anécdotas vividas en esta taberna, pero lo que no ha cambiado ha sido la taberna, o al menos, la esencia, que aún se mantiene desde que fue fundada. En esos años del siglo XIX, en la taberna se consumía lo típico de la época, un chato de vino o vermut y unas aceitunas, no había más. Poco a poco se iban introduciendo más productos como el sifón o la gaseosa, esta última también de sabores. No había tanta cantidad de productos como los que existen hoy en día, es más, en los pueblos no se podía conseguir ni hielo, había que traerlo de Madrid o de Toledo. Manolo recuerda que, para enfriar la bebida, su padre metía el vino, el sifón y la gaseosa en un cubo dentro del pozo para que se mantuviera fresca.

Los años pasaban y los tiempos evolucionaban, tanto que, desde la misma taberna tuvieron unos años en los que ellos mismos fabricaban hielo, hacían sifones y gaseosas y también vino, ya que contaban, y aún la tienen, con una bodega para elaborar su propio vino. También fueron de los primeros en tener televisor a color en Bargas, allá por 1961, donde la mayoría de aficionados al futbol y a los toros iban a la taberna a pasar el rato y visualizar alguno de estos espectáculos. Pero no todo era futbol y toros, también había una gran afición a las cartas, sobre todo al mus y al truque, llenando las mesas de gente jugando a las cartas y acompañando la partida con un buen chato de vino.

Manolo y Julián en la taberna en el año 2011.

Igualmente, su gastronomía cambiaba, el bacalao o el morro eran especialidades de la casa que empezaron a introducir los padres de Manolo en la taberna a las que se unieron las patatas bravas, el chipirón o el huevo relleno cuando Manolo cogió las riendas del negocio. Es más, durante las fiestas populares de Bargas, la actividad del pueblo se multiplica y no hay bargueño ni bargueña, ni amigo, ni familiar, ni visitante que no se acerque a degustar el bacalao o el morro de la taberna entre otra variedad de platos y raciones típicos. Pero son, sin duda, el bacalao y el morro los pinchos elaborados de forma tradicional y bajo las recetas secretas de la familia de Manolo los que más se demandan. El bacalao se sirve rebozado y el morro, de toro, es una especie de embutido con la propia gelatina de la carne que se presenta con sal y pimentón picante.

Como anécdotas, Manolo recuerda que, hace muchos años, la luz llegaba a Bargas por medio de postes de madera con cables de alambre y cuando se movía algo de aire o llovía se iba la luz y la taberna se quedaba totalmente a oscuras, teniendo que echar mano de velones para iluminar la taberna. También recuerda que cuando se sacó el carnet de conducir su madre le dijo que “para qué quería el carnet si no iba a tener coche nunca”, ya que, por aquella época, era imprevisible que para todo o casi todo el mundo fuera a ser tan esencial el coche como lo es hoy en día.

Muchas son las personas que han pasado por esta taberna, desde abuelos, padres, hijos y nietos, donde mantener la esencia de aquel 1870 ha sido su pilar fundamental. A día de hoy los tiempos han cambiado mucho, son pocas las tabernas que aún se mantienen en pie, esas tabernas de las de antes, de las que aún huelen a madera y que con nostalgia nos hacen recordar épocas pasadas. Y como dice Manolo, su taberna es mucho más que un negocio, es su vida, su hogar y, porque no, un museo donde se recogen cientos de fotografías de antaño, tanto de la misma taberna como del pueblo de Bargas.

De izquierda a derecha, Manolo y sus trabajadores y amigos en el año1966. Manolo vendiendo helados en la plaza en el año1958, y el padre de Manolo de reunión con los serenos y clientes en el año 1966.

Texto: Ayer&hoy

Fotos: Real Taberna Casa Manolo