A Eduardo Sánchez Butragueño la pasión por Toledo le empezó de niño. Las fotos que atesoraban sus mayores le despertaron una curiosidad que se ha plasmado en casi 30.000 imágenes, un compendio único que ha dado a conocer a través de sus libros y su blog Toledo Olvidado. El director de la Fundación Soliss es, además, académico y activista en favor del Tajo. Habla claro, se aparta de los políticos y con su ejemplo ha echado por tierra ese tópico de que los toledanos son apáticos.

“La presión social ha obligado a los políticos a actuar por el Tajo”

Pregunta.-  ¿Cuándo empezó su pasión por Toledo?

Respuesta.- Me ha interesado desde que tengo uso de razón. Siempre ha habido libros de fotos en casa y me gustaba verlos desde muy jovencito. También las fotos de mi abuelo, al que no llegué a conocer, pero mi madre tenía fotos suyas en casa. Cuando iba a Vigo, porque él se casó con una gallega, también había fotos de Toledo, que eran las que me interesaban.

P.- Cuenta con un archivo de casi 30.000 imágenes de Toledo. ¿Cómo se consigue eso?

R.- Como una hormiguita, no parando. Ya he hecho cuatro libros. Hay historias increíbles.

P.- Cuénteme la historia de una de esas fotos deseadas.

R.– Me costó bastante trabajo una foto de Robert Frank, un fotógrafo de fama mundial al que no es fácil acceder. Había unas fotos, él mismo ya ni se acordaba de que había estado en Toledo, que estaban mal identificadas, como tomadas en Valencia. Me dije ‘hay que intentar llegar a él como sea, decirle que estaban hechas en Toledo y que me las dejase en alta resolución para poder publicarlas en el libro, que era lo que estaba haciendo en aquel entonces. Fueron dos años intentándolo y al final se consiguió.

P.- ¿Algunas se le resisten?

R.- Sí, sí. Me hubiera gustado tener en alta resolución las fotos del Che Guevara en Toledo y aún no las tengo. Pero me gusta poner la palabra ‘aún’.

P.- ¿Ha pagado mucho dinero por las imágenes de su blog?

R.- Sí, es una afición cara. Hay gente muy generosa y otras veces que no queda más remedio que pagar. Y lo entiendo, sobre todo cuando son fotos de autores de mucho renombre y que están en manos de gestores, que las tratan como obras de arte que son. Hay casos intermedios, de gente que se cree que tiene un tesoro y tiene una castaña y te pide el oro y el moro.

P.- ¿De cuándo data la foto más antigua que ha descubierto de Toledo?

R.- La del famoso daguerrotipo de Toledo, que es anterior a 1850, y es una de las más antiguas de toda España.

P.- Ha hecho usted del Tajo una de sus reivindicaciones. ¿Los que pueden han hecho lo suficiente por el río?

R.- Lo has dicho bien: los que pueden hacer. Está claro que la solución al Tajo o a cualquier problema, no solo ambiental, tiene que llegar por una vía política. Hace unos años no existían los canales que hoy tenemos, que son básicamente las redes sociales. Como en tantas otras cosas, los políticos están tocando el violón, no enterándose de qué va la vaina y ahora creo que estamos a las puertas de que ya no les quede más remedio. En los últimos dos o tres años, la proporción de noticias relacionadas con el Tajo o la percepción social del problema ha cambiado mucho. Evidentemente, no es un cambio ligado a los políticos, porque ellos no han hecho nada. Ninguno. Es un cambio ligado a la presión social, porque la gente está harta, como en tantas otras cosas. En este sentido, soy optimista. Es un momento clave para el Tajo porque tenemos esas nuevas herramientas que tenemos que aprovechar a tope. El primer político que reaccione tendrá mi aplauso, pero, hasta la fecha, ninguno.

P.- Dicen que los toledanos somos muy apáticos…

R.- Es mentira. Y lo intento demostrar cada día y creo que tengo pruebas. He publicado cuatro libros gracias a su generosidad. Es la generosidad de 700, cuatro veces, para libros que me los financian siete meses antes. Lo de la apatía era una excusa que les venía muy bien a los políticos para no hacer muchas cosas. Se escudan en ese discurso falso, establecido en el ideario. Los toledanos somos exactamente igual que todo el mundo, con inquietudes, con ilusiones, con anhelos… Como huyo siempre de los tópicos, me encanta haber roto ese.

P.- ¿La lucha por el Tajo puede ser la reivindicación que una a todos los toledanos?

R.- Sí, de hecho, ya lo está siendo. La carrera que se hizo por el Tajo lo demostró. Se hace un acto alegre, en positivo, reivindicativo, y la gente se vuelca. Esperemos que siga por ese camino, que los políticos no lo estropeen, no se apropien de ello, ni unos ni otros, y que la causa sea de todos, porque es el río de todos. Y el problema es de todos.

P.- Es licenciado en Ciencias Ambientales. Aparte del Tajo, ¿se cuida el patrimonio natural de Toledo?

 R.- Históricamente no se ha cuidado e, insisto, por la vía de la presión social se está cambiando. Hace unos años era impensable oír hablar del concepto ‘plan de arbolado’. Como la gente se da cuenta de que la gestión de los parques y jardines de la ciudad lleva siendo una mierda históricamente, ahora aflora y la gente lo dice y se empieza a hablar de ello. Y eso es más abordable que tener que recuperar un río.

P.- Hay vecinos que se quejan del turismo. ¿Hay que controlarlo?

R.- Creo que si se le demoniza cometemos un grave error, pero si se le deja manga ancha, también, porque podemos estar degradando nuestro día a día y la vida de los que están 365 días en la ciudad. Lo que hay que hacer es gestionar con sostenibilidad, aprovechar el turismo como la principal fuente de ingresos de Toledo. Es un aliado para la rehabilitación, para el cuidado de los monumentos, que son conservados en tanto en cuanto son visitados. Pero se le debe dar un enfoque ligado a que ese uso turístico no limite la libertad ni la calidad de vida de los residentes en el Casco, ni el disfrute de los toledanos del disfrute de su centro histórico y poder pasear por una acera sin toparte con una terraza cada dos por tres.

­P.-¿Conoce el proyecto Puy du Fou?

R- Es un proyecto muy interesante que puede traer a la ciudad una inversión, que nunca está de más. Lógicamente, es muy bueno conocer todos los detalles de este proyecto y de cualquier otro para evaluar sus posibles incidencias en todos los ámbitos. En principio, me parece una excepcional noticia, porque lo veo enfocado a la historia de España, que es algo que también debemos reivindicar en Toledo y en todo el país y porque no creo que el potencial turista que venga al parque sea antagónico o incompatible con el que visite la ciudad histórica. Si se confirman las cifras de visitantes previstas, habrá que dimensionar infraestructuras, consumo de agua, impactos ambientales… pero siempre en positivo, con la mentalidad de aprovechar esa inversión por lo que puede implicar para nuestra riqueza y para nuestro empleo, pero identificando los riesgos para minimizarlos.

P.- ¿A qué se dedica un académico?

R.- Lo que creo que debe hacer un académico es pensar 24 horas al día, 365 días al año en pro de Toledo, cada uno desde su formación. En el caso mío, que es un poco multidisciplinar, hay muchas maneras de hacer cosas por Toledo. De aquí a poco tiempo la gente va a percibir la Real Academia como una herramienta de la que se puedan sentir orgullosos y, sobre todo, que sea útil para la ciudad, para la preservación de sus valores patrimoniales y naturales y para el progreso.

P- ¿Qué asignaturas pendientes tiene Toledo?

R.- Como bien apuntaba Marañón, hay un problema muy grande en lo relativo a Vega Baja y hay un problema más de ciudad que está ligado, pero no solo, con el POM, sino con el modelo de ciudad que se ha generado en los últimos 20 o 30 años, muy dispersa, que tenemos que replantear. Coincido con las voces que en los últimos tiempos se han alzado, como la de Juan Sánchez o la de Juan Ignacio de Mesa, en el sentido de que Toledo necesita un plan, un pacto. No soy negativo, creo que sí sabemos hacia dónde vamos como ciudad, pero es necesario que eso se quede plasmado en un documento consensuado, con planteamientos no cortoplacistas, que es sinónimo de decir con planteamientos no políticos, sino de ciudad moderna, mirando al siglo XXI, con los parámetros que hoy en día la sociedad demanda. Somos una ciudad que no llega a los 100.000 habitantes pero tenemos costes de ciudad de 300.000 o 400.000 habitantes por las excesivas distancias generadas, por malos planteamientos urbanísticos, derivados de malas prácticas tanto urbanísticas como de financiación de los ayuntamientos.

P.- ¿Tiene algún nuevo proyecto ligado a su Toledo Olvidado?

R.- Siempre tengo cosas en la cabeza. Para mí la fotografía histórica es una válvula de escape para mi pasión toledana, pero con un proyecto tan reciente como es mi último libro, ahora mismo voy a seguir al “tran tran” publicando periódicamente entradas en el blog y diariamente o cada dos días, alguna fotografía en redes sociales.

P.- ¿Se ve usted como futuro alcalde de Toledo?

R.- No, porque yo nunca voy a ser político.